Habilidades sociales
y comunicación son conceptos complementarios que se asocian a su vez a
otros como saber escuchar, saber defender posturas propias, respetar al otro…y
son muchos los escolares a los que la relación con los demás les resulta muy
difícil -una tortura, en algunos casos. Pero, ¿por qué muchos de nuestros hijos
adolecen en mayor o menor medida de unas habilidades sociales mínimas?
Podríamos analizar múltiples factores; citemos algunos a modo de inventario: la
reducción de hijos por familia, el asilamiento individualista al que acompañan
importantes aliados: consolas, televisión, ordenadores, la cantidad de horas
que pasan solos en casa, la aversión a asumir responsabilidades que conllevan contar
con los demás, pensar en los demás, compartir con los demás.
Es evidente que gran parte de los jóvenes encuentra
dificultad para establecer contacto con los otros y relacionarse de manera
adecuada. Si nos damos vuelta por las aulas veremos que aquel sentimiento
corporativo, de curso, de 4º A, de 6º B ha desaparecido; los grupos son más
heterogéneos: abundantes repeticiones, cambios de colegio, multiculturalidad,
diferencias de nivel académico; en las aulas se constituyen unidades de dos,
tres, cuatro a lo sumo, “colegas”, y todas ellas funcionan como
establecimientos estanco, sin relación entre ellas: son entes cerrados, sin
intercomunicación y sin el menor interés por lograrlo. En los recreos, en los
espacios y tiempos de ocio se ve a alumnos solos con relativa frecuencia y,
cuando les preguntas por qué no se relacionan con aquel otro u otros
compañeros, no aciertan a dar una respuesta precisa, pero los educadores sí la
tenemos: carecen de habilidades sociales. Y este fenómeno no sólo lo
circunscriben a su colectivo de iguales, sino a la familia, al resto de la
sociedad.
Las consecuencias de esta carencia son más importantes de lo
que puede parecernos: repercuten directamente en su rendimiento académico y en
su evolución psicológica. Procuremos que los alumnos se ocupen de aprender en
el más amplio sentido del término, que ya es bastante, y no de qué van a hacer
cuando llegue la hora del recreo, el tiempo libre o la clase de gimnasia. Y
luego llegará la adolescencia y esta carencia de comunicación dificultará la
relación con el sexo opuesto, pues quien no fue capaz de entablar una
conversación agradable con un/a compañero/a a los 8 años, difícilmente podrá
acercarse a un/a chica/o con quien quisiera entablar una conversación a los 13
años.
Hay aspectos de las relaciones humanas que ni se adquieren
espontáneamente ni son innatos, requieren trabajarlos, ser objeto de educarse,
de habituarse, tanto en la familia como en el centro escolar. Su importancia
aconsejaría incluso que fuese una disciplina más, pero no es momento de agitar
más a nuestro sistema educativo: no soportaría el envite. Debemos prestar pues
a las habilidades sociales la atención que se merecen, velando por ellas en
toda la jornada escolar y ayudando a los estudiantes a que las conozcan primero
y a que las practiquen después.
Y volvemos a lo de siempre: a la Comunidad Escolar como una
unidad, por lo que las familias también debemos aplicarnos en dicha tarea:
hacer los deberes. Porque tenemos-si queremos-una posición privilegiada, porque
podemos compartir horas de ocio con nuestros hijos: en cumpleaños con amigos,
con los niños de esos amigos que han venido a pasar la tarde en casa… Este es
nuestro campo de actuación: observando, incluso desde la distancia, preguntando
discretamente a los otros padres…; si acostumbramos el ojo, veremos que el
ejercicio no es difícil: ¿Mira mi hijo a la cara cuando habla? ¿Saluda
correctamente? ¿Se integra en el grupo? ¿Se relaciona mucho más con los mayores
que con los niños de su edad? ¿Participa de los juegos colectivos? ¿Sabe
compartir? ¿Es capaz de alabarnos la comida especial que le hemos preparado?,
etc. ¿Han reflexionado alguna vez sobre por qué las empresas, conscientes de la
importancia que para un rendimiento adecuado en el puesto de trabajo tiene la comunicación
– las habilidades sociales-, se preocupan cada vez más de propiciar la creación
de un ambiente agradable y de fomentar el trabajo en equipo? ¡Atentos!
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