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jueves, 29 de octubre de 2015

La lucha contra la ansiedad




¿Cansancio? ¿Irritabilidad? ¿Alteraciones del sueño? ¿Nerviosismo? ¿Temblores? ¿Dolores de cabeza? ¿Ahogos? ¿Falta de concentración? Si posees alguno de estos síntomas puede que estés pasando por un episodio de la enfermedad del siglo XXI, la ansiedad. Se trata de un desorden psicológico que viene dado por situaciones cotidianas estresantes y que cada día afecta a personas de un espectro de edad cada vez más amplio. Existen diferentes grados, pero lo primero que hay que saber es que es un estado emocional totalmente normal con el que el cuerpo reacciona ante una situación adversa, real o imaginaria. Ciertos niveles de ansiedad son incluso deseables para poder enfrentarse a los problemas diarios, el problema surge cuando se sobrepasan ciertos límites.

Es fundamental aprender a controlar los síntomas que provocan la ansiedad e identificar los pensamientos o situaciones que hacen que aparezca. Suelen ser sentimientos irracionales y negativos que desencadenan emociones como la preocupación, la tristeza o la inseguridad. Saber qué es lo que causa esas ideas nos ayudará a combatir los primeros estadios.

La respiración, aunque pueda parecer que no tiene mucha importancia ante las reacciones más violentas que provoca la ansiedad, es quizá la facultad natural más poderosa a la hora de plantar cara a este trastorno. Existen numeras técnicas de respiración muy fáciles de realizar y que puedes encontrar en muchas páginas web, por ejemplo, ‘tecnicasderespiracion.com’ ofrece una gran variedad de consejos e imágenes para que puedas elegir la metodología que más se ajuste a tu problema.

Afrontar la ansiedad en solitario es uno de los errores principales y más comunes. Déjate arropar por la gente que está a tu lado, pide ayuda a profesionales y no dejes que la situación tome las riendas de tu conducta. Sal con amigos, ríe y diviértete, estrecha lazos para reforzar la confianza en ti mismo y sentirte apoyado. Si sabemos que detrás de nosotros está toda la gente que nos quiere para no dejar que nos caigamos, tenemos ganada la mitad de la batalla.

Para tener una mente equilibrada hay que tener un cuerpo equilibrado, por lo que es esencial llevar una alimentación sana y seguir un estilo de vida saludable. Hay determinados grupos de alimentos, como el chocolate, el alcohol o las bebidas con cafeína, que pueden provocar crisis de ansiedad y pueden contribuir a agravar los síntomas. Aparte de  estar bien alimentado, es muy importante hacer ejercicio y descansar lo suficiente. La práctica de cualquier actividad física nos ayudará a relajar tensiones, la liberación de endorfinas contribuirá a nuestro bienestar y un sueño reparador nos dará la energía suficiente para afrontar cualquier problema.

Queda totalmente prohibido agobiarse con las responsabilidades del día a día. No te exijas a ti mismo más de lo que puedes abarcar y relativiza las preocupaciones. Ten en cuenta que, tanto el cansancio físico y mental como la falta de concentración, son síntoma de la ansiedad y provocará que tu rendimiento no sea el esperado. Piensa en positivo y comprobarás que todos los efectos negativos se reducen drásticamente.

A veces es complicado hacer caso de todos estos consejos cuando una situación te supera, pero es en ese momento donde uno tiene que ser consciente de que somos nosotros los que controlamos nuestra vida y que no podemos dejar que las circunstancias afecten a nuestra salud.

jueves, 22 de octubre de 2015

La gestión del tiempo




El tiempo es el recurso más valioso que poseemos y puede que el más escaso. En muchas ocasiones no somos conscientes de que está en nuestras manos aprender a sacar el mayor provecho de él y para ello debemos aprender a gestionarlo. Como se suele decir, la victoria siempre sirve a la persona que está mejor preparada y no conozco mejor preparación que saber priorizar, planificar y organizar.

Administrar el tiempo nos puede resultar imposible en un principio, pero todo es cuestión de hábitos. Intentar sacar el mayor rendimiento a todos los días de la semana marca el primer paso que debemos dar. Hay que aprovechar los días al máximo, organizar (tiempo libre, comidas, horas dedicadas al estudio, descansos) y por supuesto, no abandonar la estrategia. No sirve de nada comenzar una plan que posteriormente no se sigue. Eso tampoco quiere decir que no pueda haber ligeras variaciones, pero es importante no desviarse demasiado.

Priorizar es una tarea difícil que suele ser el mayor enemigo del tiempo. Saber dedicar el tiempo que requiere una actividad importante y relegar a un segundo plano otro tipo de labor secundaria es uno de los puntos esenciales en la gestión óptima de este bien tan escaso. Aprender a decir “no” a determinados compromisos, tener presente las responsabilidades de cada uno y en definitiva hacer honor a la frase: “lo primero es lo primero”, nos ahorrará muchos quebraderos de cabeza.

La planificación en el tiempo de cualquier tarea es tan importante como realizarla y marcará la diferencia en los resultados. Si distribuimos en varios días una actividad que sea muy laboriosa nos costará menos trabajo llevarla a buen puerto, además de tener tiempo para poder razonar todos los posibles puntos de vista o corregir cualquier error en caso de que fuera necesario. Dejar las cosas para el último momento nunca ha sido una buena idea.

No olvidemos dejar de lado cualquier tipo de distracción si lo que queremos es alcanzar un objetivo de la forma más eficiente posible. Ni música, ni televisión, ni visitas a redes sociales, nada que pueda sacar nuestra mente de nuestra tarea. La concentración es fundamental si queremos aprovechar el tiempo.

No somos androides, así que también hay que dejar el tiempo que necesitemos para descansar y liberar tensiones, una mente despejada trabaja mucho mejor. Tan malo como no gestionar el tiempo en nuestras tareas es dedicarles demasiado tiempo. La mente tiene unos límites y si trabajamos demasiado caemos en la posibilidad de tomar decisiones que no nos convienen.

Marcar metas e identificar los ritmos personales también nos ayudará a optimizar mejor nuestra disponibilidad. De nada nos sirve trabajar si no conocemos nuestro objetivo, es más difícil desempeñar cualquier tarea si no atisbamos el final de la misma. Nadie nos conoce mejor que nosotros mismos y sabemos hasta donde podemos llegar. Marca tus rutinas, identifica los momentos del día en los que mejor rindes y aprovéchalos.


Al fin y al cabo, todo depende del tiempo que se nos ha dado y de cómo lo utilicemos. Winston Churchill tenía mucha razón cuando dijo: “¿Amas la vida? Pues si amas la vida no malgastes el tiempo, porque el tiempo es el bien del que está hecha la vida.”

jueves, 15 de octubre de 2015

Educar fuera de la escuela




En muchas ocasiones creemos que la tarea de educar recae principalmente en la labor del docente, que la enseñanza de valores termina al sonar la campana y que la voluntad de cualquier niño se forja sin moldes. No podríamos estar más desencaminados si creemos que no necesitamos guías que nos muestren los caminos a seguir; no nos equivoquemos, no se trata de imponer una serie de opciones, sino de mostrar todas las sendas para que un niño sea capaz de elegir su futuro en base a una educación en positivo, es decir, con disciplina, diálogo y confianza.

En primer lugar hay que conocer a un hijo y tener muy presente cada niño es un mundo. Entrar en las comparaciones es un error en el que solemos caer y que solo sirve para reconocer patrones de conducta generales de la edad. El desarrollo individual de cada persona marca sus actitudes y estas son las que deben ser escuchadas por los padres. Prestar atención a sus sentimientos e intentar comprender su percepción del día a día es el pilar básico para construir un entorno sano en lo que a educación se refiere. Esto no significa que haya que satisfacer todos sus caprichos, hay que enseñarle a renunciar libremente, decir “no y aleccionar sobre su valor y la necesidad en la vida diaria. Si no aprenden a negar ciertas cosas, nunca sabrán decir “no” a lo prohibido y eso puede convertirse en algo muy peligroso. Tampoco hay que desarrollar una dinámica de negaciones, restricciones y censuras pues puede convertirse en la mayor causa de inseguridad de una persona.

No podemos olvidar que hay que predicar con el ejemplo, ya que cualquier acción resulta más útil para un niño que cualquier enseñanza. Exigir actitudes que no ven en ningún momento en el entorno familiar tiene el mismo efecto que predicar en el desierto. ¿Nos hemos preguntado cuál es el ejemplo que damos a los más pequeños?, ¿Nos gustaría que nuestros hijos repitieran lo que hacemos? Vigilar nuestras palabras y respaldar la educación con acciones es la mejor forma de construir la moral de un niño.

Ahora lanzo un par preguntas que puede parecer sencillas pero que en realidad puede que ni nosotros sepamos la respuesta: ¿Hemos enseñado a nuestros hijos a descubrir el sentido de su vida? ¿Sabemos cuáles son sus objetivos y los valores por los que se rigen? Vivir y no saber por qué constituye la losa más grande que puede llevar cualquiera a la espalda. Si no sabemos la respuesta es un buen punto de partida para empezar a conocer a nuestros hijos y cimentar las bases de su educación.

Y quizá el mejor consejo que se puede dar es el de actuar con cariño y comprensión. Una actitud ponderada y de diálogo es la mejor herramienta que se puede utilizar. Hablar o actuar sin pensar puede dejar cicatrices profundas. Señala con amor los errores de tu hijo y enséñale, valora sus buenas acciones e incentiva el bien. Haz que cualquier crítica sea constructiva y no caigas en el error de reforzar negativamente cualquier argumento en su contra. Si es así, tu hijo, ya bueno de por sí, se esforzará por ser mejor. 

miércoles, 7 de octubre de 2015

Día Mundial de los Docentes 2015




El pasado 5 de octubre se celebró el Día Mundial de los Docentes que desde 1994 pretende conmemorar la encomiable labor que supone, ya no la enseñanza, sino la construcción de un futuro mejor para las generaciones venideras. Esta celebración enarbola un tema diferente cada año y este ha sido el turno de ‘Empoderar al profesorado para construir sociedades sostenibles’, un mensaje que no ha de ser tomado a ligera en ningún sentido.

Es por todos reconocido que los docentes se configuran como la argamasa que mantiene en pie la educación, que son la vanguardia para conseguir los objetivos principales de una sociedad basada en el conocimiento, la ética y los buenos valores. Aunque la realidad juegue en su contra debido a problemas como la falta de medios, la baja consideración social o la escasa capacitación, se intenta paliar la situación poco a poco. Como dato global de cómo se encuentra el panorama educativo respecto a los objetivos de la educación primaria universal de aquí a 2020, el Instituto de Estadística de la UNESCO establece que será necesario contratar a 12,6 millones maestros de primaria. Está claro que todavía queda mucho trabajo por hacer.

El primer paso sería otorgar ese empoderamiento a los docentes, que posean los medios necesarios para poder llevar a cabo su labor. Tal y como dice la Declaración de Incheon aprobada en el Foro Mundial de Educación celebrado en mayo de 2015: “Velaremos por que los docentes y los educadores estén empoderados, sean debidamente contratados, reciban una buena formación, estén cualificados profesionalmente, motivados y apoyados dentro de sistemas que dispongan de recursos suficientes, que sean eficientes y que estén dirigidos de manera eficaz .... “

Numerosas iniciativas intentan cambiar la realidad, como la propuesta que nació en la última Cumbre de Oslo sobre Educación y Desarrollo en la que se remarcó la importancia de aumentar las inversiones en la formación de docentes. Esto no sólo repercute en lograr la llave de la sostenibilidad, allana el camino para la evolución de una sociedad capaz de reaccionar en tiempos difíciles y llegar a una educación global de calidad accesible para todos.

Las metas del Desarrollo Sostenible incluyen un objetivo específico, el número 4, en el que se propone de aquí a 2030: “Se aumente sustancialmente la oferta de docentes calificados, en particular mediante la cooperación internacional para la formación de docentes en los países en desarrollo, especialmente los países menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo”.


Los actos del 5 de octubre fueron enfocados a esos esfuerzos, en concienciar a la población mundial de la importancia de empoderar a los docentes. Hasta que no nos demos cuenta de que son una herramienta que forja nuestro destino, estaremos dejando de lado uno de los problemas más importantes de cualquier sociedad. Como dijo Henry Brooks Adams y para hacer hincapié en la importancia del tema que hoy nos ocupa: “Un profesor afecta hasta la eternidad; nunca se puede decir donde termina su influencia.”