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miércoles, 27 de agosto de 2014

Analiza tus opciones y lucha por lo que quieres ser




La próxima semana muchos jóvenes se enfrentarán a los exámenes de recuperación en sus centros escolares, y el día 9 arranca las prueba de selectividad en Aragón que se prolongará hasta el día 11 de septiembre. Unas fechas cruciales para los chavales en las que les invaden los nervios, ya sea por el hecho de enfrentarse a algo nuevo o por el deseo de aprobar y obtener una  nota en concreto.

A estas alturas seguro que te has planteado en más de una ocasión si tendrás plaza en los estudios o el centro que deseas. Y es que aunque existe una amplia oferta, el principal riesgo de aprobar en septiembre es que se agoten las plazas. Poniéndonos en el peor de los casos, si resulta que tu primera opción está agotada o no te llega la nota, ¿te has planteado qué puedes hacer? 

En primer lugar que no cunda el pánico y trata de ser positivo, analiza tu situación y plantea diferentes alternativas. A estas alturas debes tener preparado un plan B o C por si la primera opción falla. A continuación, empieza a investigar, si no puedes acceder al centro y a los estudios que deseabas, busca nuevas opciones… es probable que encuentres, por ejemplo, una universidad en otra ciudad que cuente con alguna plaza disponible.

También puedes optar por matricularte en una titulación relacionada. ¿Quién sabe?, quizá descubres otros estudios que te atraen o si no es así, el próximo curso podrías cambiarte a los que querías en un principio y convalidar algunas de las asignaturas aprobadas. Si quieres entrar en la universidad, otra vía de acceso puede ser a través de un ciclo de grado superior de Formación Profesional. Éstos suelen tener una duración de dos años y, una vez finalizado, ya tienes un título para acceder al mercado laboral o a los estudios que deseas.

Por el contrario, si no encuentras ninguna alternativa que te convenza, tal vez te merece la pena esperar un año para hacer lo que realmente quieres. Y para que la espera no sea sabática o sientas que vas a perder el tiempo, puedes aprovechar para aprender idiomas, prepararte para subir la nota el próximo año o realizar algún curso relacionado con tu futura profesión

miércoles, 20 de agosto de 2014

“Deja los nervios a un lado y demuestra lo que sabes”




Agosto tiene ya los días contados, y estas alturas, los temidos exámenes de septiembre son la prueba crucial para los estudiantes; de ellos depende obtener o no una nota en concreto, aprobar o suspender una asignatura, pasar de curso, acceder a la universidad... Están pensados para medir hasta qué punto se ha estudiado y se domina una materia, por tanto, para superarlos con éxito hay que domi
nar todo el contenido. Algo muy similar sucede cuando nos presentamos, por ejemplo, a una competición de triatlón. En este caso, iniciaremos la preparación con un mes, dos, tres o el tiempo que consideremos necesario. Y nos entrenaremos para las tres modalidades porque si fallamos en una de ellas no podremos ganar o, por lo menos finalizar la prueba.

Debes preparar los exámenes con las mismas ganas, ilusión y motivación que se prepara una competición de este tipo. La preparación de aquellas materias que no superaste en junio o de las que quieres subir nota, la debiste iniciar ya al finalizar el curso. El trabajo debería haber sido regular durante el verano, para realizar el esprín final en estos últimos días de agosto y que el esfuerzo realizado culmine con éxito y buenos resultados.

Tan importante y decisiva es la preparación del examen como la propia prueba. Por eso, me gustaría acercarte algunos consejos que te pueden ayudar de cara a la convocatoria de septiembre o para el próximo curso. Cuando te enfrentas al momento de la verdad, al propio examen, es muy importante controlar los nervios y centrarse en lo que se está haciendo. Escucha con mucha atención las instrucciones del profesor, y lee detenidamente las indicaciones y preguntas del ejercicio. Antes de empezar a escribir, elige la pregunta que más fácil te resulte o la que más puntúe y, si tienes posibilidad, anota en una hoja en sucio los conceptos o el orden de tu respuesta, y a continuación empieza a desarrollarla. Trata de terminar el examen 5 ó 10 minutos antes de su finalización para que puedas darle un último repaso. No tengas prisa por entregarlo y revísalo a conciencia, puedes haber cometido algún pequeño error sin darte cuenta y este repaso puede servir para remediarlo. Por ejemplo, en un examen de matemáticas olvidar una coma o un cero puede cambiar por completo el resultado del ejercicio.

Una vez finalizado el examen, el profesor evaluará tu capacidad para entender el tema del curso o de realizar ciertas tareas. Si has cumplido con tu deber no cabe duda de que los resultados serán excepcionales, y que recogerás los resultados del trabajo, el esfuerzo y la preparación previa.

miércoles, 13 de agosto de 2014

El respeto a las diferencias es una muestra de inteligencia




Las nuevas tecnologías han propiciado que vean la luz imágenes en las que aparecen chavales agrediendo física o verbalmente a sus compañeros de clase e, incluso, al propio profesor. Son hechos alarmantes que llaman poderosamente la atención, y que muestran la carencia de respeto que existe entre los jóvenes de hoy en día. Por ello, estimularlo y combatir el acoso se ha convertido la principal preocupación de los centros escolares. 

No podemos permitir que en las aulas, en la calle, en el hogar o entre los amigos haya violencia, acoso y que se pierdan esos valores que marcan la diferencia. Respeto es uno de los que debemos cultivar a diario e inculcarlo tanto en el hogar como en las aulas. Tan importante es respetar como hacerse respetar, y es imprescindible que niños, jóvenes y adultos acepten a las personas tal cual son y reconozcan el valor de cada una de ellas, estableciéndose cierta reciprocidad, ofreciendo un trato amable y cortés a todo el entorno (ya sea familiar, laboral o escolar…). 

Si nos centramos en las aulas, aquí, la actitud positiva de los docentes hacia estos valores es imprescindible porque alcanzar un ambiente agradable en el aula fomentará la enseñanza. El educador debe promover la comunicación y la tolerancia, escuchar a los demás y aceptar a todos y cada uno de sus alumnos, con sus virtudes y sus defectos. Otro aspecto esencial es que el estudiante entienda la figura del profesor como la del guía que le acompañará en su camino educativo, y que le servirá de apoyo durante el proceso de enseñanza y aprendizaje que 

Vivimos en una sociedad con alto grado de diversidad. Y como tal, debemos entender que todas las personas somos individuos diferentes ya sea en género, capacidades, ritmos de aprendizaje, gustos, etc. Si somos capaces de ver esta diversidad, tendremos más facilidad a la hora de adaptarnos a nuestro entorno. Y en el caso de nuestros hijos o alumnos, aprender a respetar tanto a profesores, compañeros o familiares, les facilitará su integración y favorecerá su competencia social.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Confiar en sí mismo es la primera clave para alcanzar el éxito


¿Te sientes capaz de superar montañas, océanos, tragedias, dificultades o responsabilidades? Por muy complicado que pueda parecer y por si tienes alguna duda, yo mismo te confirmo que sí. Es más, te adelanto que para ello solo necesitas un único requisito: confianza en ti mismo/a. 
 
Dicho esto quizá te preguntes qué es y qué te aporta la autoconfianza. Es un concepto que va de la mano con la seguridad personal, y ambos aportan las claves necesarias para alcanzar el éxito, ya sea en la vida a nivel general, en el ámbito laboral o en las relaciones humanas. Implica aceptarnos a nosotros mismos tal y como somos, con nuestras limitaciones y cualidades, e intentando alcanzar la superación personal. Además, ambas emociones guardan relación con la sensación emocional de capacidad y la de valía.
 
Es muy importante trabajar la autoconfianza porque favorece tu creatividad, te ayuda a ser más independiente y autónomo, y a ganar seguridad. Forman parte de la actitud ante uno mismo y deriva en una forma de pensar, reaccionar o sentir. En muchas ocasiones, la inseguridad, la baja autoestima o la falta de confianza están estrechamente relacionadas con frustraciones o experiencias del pasado en las que hemos fracasado, o en situaciones que han marcado la vida. Tenemos que aprender a dar carpetazo al pasado para derribar el muro de contención que nos impide vivir el presente y mirar al futuro con optimismo.

Para mejorar la autoconfianza debes sentirte importante por lo que eres y por lo que haces. Saca a la luz lo mejor de ti mismo. Adopta una actitud resolutiva en el día a día y márcate unas metas que puedas alcanzar. Enfréntate a tus problemas de manera positiva y no temas asumir responsabilidades o tomar ciertas decisiones.

Tan pronto como confíes en ti mismo, encontrarás las claves para sobrevivir. Y recuerda que la confianza solo puede existir si crees en ti mismo. Si no confías en ti, no podrás confiar en nada de lo que te rodea, ni en las personas ni en las situaciones a las que te enfrentas.