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sábado, 19 de diciembre de 2015

jueves, 17 de diciembre de 2015

La música como herramienta educativa




La música es dueña de nuestras vidas, se apodera de nosotros aunque no queramos saber nada de ella y no podemos dominar ese impulso mágico que nos invade cuando escuchamos una melodía  que nos hace perder la cabeza. Algo que despierta reacciones tan positivas en nuestro cerebro tiene que ser beneficioso, sí o sí. El caso es que la música resulta tan positiva para nuestro cerebro que se considera uno de los pilares fundamentales  de desarrollo intelectual, auditivo, sensorial, del habla y motriz, desde la primera etapa educativa de un niño.

En estos períodos preescolares los más pequeños se empiezan a relacionar y perciben el mundo de mil maneras diferentes, comienzan a expresarse y supone el punto de partida para integrarse en la sociedad. La música, entre una de sus muchas virtudes, tiene la capacidad de unir a las personas, por pequeñas que sean. Un niño que está en contacto con la música aprende a convivir mejor con sus compañeros y consigue un contacto más armonioso con la realidad. Además, está demostrado que, sobre todo a estas edades, la música les encanta.

Son muchos los beneficios que tiene y sería difícil explicar las sensaciones que algo tan subjetivo puede hacer experimentar a cualquiera, pero sí se puede enumerar algunos que han quedado científicamente demostrados. Por ejemplo, la etapa de alfabetización se ve más estimulada gracias a la música. Las canciones infantiles suponen un gran beneficio debido a sus rimas y repeticiones, además de que suelen ir acompañadas de gestos que ayudan a la mejora del habla y a entender mejor el significado de cada palabra.

La concentración, de la que hemos hablado tantísimas veces en este blog remarcando su importancia para el estudio, se ve muy favorecida por la música. Para tocar cualquier instrumento es indispensable tener los 5 sentidos puestos en la melodía y esa capacidad se verá reflejada en otros aspectos de la vida diaria. El hecho de tener que recordar notas y partituras, además de saber cómo darles vida con un instrumento, harán trabajar la memoria más que cualquier otra actividad. Se convierte en el instrumento ideal para aquellos niños dispersos a los que les cuesta mucho centrarse en una sola tarea.  

También juega un papel muy importante en la expresión corporal de un niño. Potenciarán el control rítmico de su cuerpo con diferentes melodías y mejorarán su coordinación. Y por supuesto no olvidemos la seguridad emocional que otorga el ser comprendidos al compartir canciones con las personas de su alrededor. Esa seguridad le dará confianza en sí mismo y lograrán un óptimo desarrollo de su inteligencia emocional.


No duden en ningún momento que la música puede ser un gran aliado en la educación de sus hijos, pero por supuesto plantéenselo como algo lúdico, que no supongo una carga más en la vida del niño. Dejen que desarrolle la rama musical que el prefiera y que elija un instrumento que realmente le apasione, no se arrepentirán. Al fin y al cabo, sería terrible vivir sin música.

jueves, 10 de diciembre de 2015

El subrayado




Es una de las técnicas más extendidas entre los alumnos y puede que la herramienta más sencilla a la hora de enfrentarnos a cualquier texto que tengamos que estudiar, pero ¿sabemos subrayar correctamente o simplemente nos limitamos a dar un bonito color fosforescente a los libros? Puede que parezca que subrayar no contiene ningún misterio, pero para que nos sea realmente útil hay que saber cómo hacerlo. A continuación exponemos una serie de consejos para aprovechar al máximo esta técnica de estudio.

Antes de empezar con el subrayado de cualquier texto es primordial realizar una lectura comprensiva del mismo, sino es como si no hiciéramos absolutamente nada. En esta primera toma de contacto debemos asimilar la mayor cantidad de información posible para tener una idea en mente de cuál es el concepto principal y cuáles son los secundarios que lo complementan. No podemos ponernos a subrayar sin saber de qué va el texto, si lo hacemos así destacaremos, probablemente, más información de lo necesario.

Una vez interiorizada la información y con las ideas frescas en la mente, podemos comenzar a realizar el subrayado. Elige dos rotuladores que tengan los colores bien diferenciados. Uno de ellos nos servirá para marcar las ideas principales del texto y el otro dará color a los conceptos complementarios. Es importante que sean colores muy diferentes para que al releerlo podamos diferenciar entre las palabras clave y las que no lo son tanto, nuestra vista estará educada para ello.

Es fundamental centrarse en subrayar palabras o sintagmas para que con la siguiente lectura podamos desarrollar las ideas a partir de un solo concepto. No debemos subrayar líneas enteras porque contaremos con demasiada información y no podremos separar qué es lo importante y lo que no lo es tanto. Por eso es fundamental empezar la tarea habiendo leído el texto.

Hay una regla que dicta que el mejor subrayado se ha de componer de un 80% de sustantivos y un 20% que pueden ser adjetivos, verbos o palabras que nos ayuden a asimilar conceptos. El resto de categorías gramaticales deberían ser excluidas a no ser que a nosotros nos resulten útiles. El subrayado es una práctica muy personal y podemos variarla según nuestras preferencias.

Una forma muy útil de complementar esta técnica para asimilar conceptos consistirá en tomar notas a mano en los márgenes o en un papel. Aunque no es nada conveniente si no somos una persona muy ordenada a la hora de trabajar, ya que nos puede perjudicar todavía más. Tomar notas esta sólo reservado para los “cinturón negro” del subrayado.

Por último y no menos importante, revisa el texto en el que has trabajado por última vez antes de ponerte a estudiar. Es conveniente por si hemos olvidado de incluir algún concepto importante o queremos rectificar cualquier anotación.


Si sigues estos pasos y los perfeccionas, ten por seguro que llegarás a la cima de los dioses del subrayado, y por consecuencia, el éxito en tu vida académica está asegurado.

jueves, 3 de diciembre de 2015

El pilar básico de la educación




Muchos de los problemas que se dan en la vida vienen derivados de la falta de responsabilidad, un valor que hay que saber inculcar desde muy pequeños y que marcará el desarrollo de su personalidad, además de su actitud ante el conflicto. La irresponsabilidad es un problema que se materializa en dos direcciones, no podremos enseñar hábitos correctos a los más pequeños si no damos ejemplo con nuestras acciones, es una contradicción que da sentido a la frase: “Predicar en el desierto, sermón perdido”.

La enseñanza de valores responsables comienza en los hogares  y es imprescindible  que sean entendidos como pilares inamovibles. Los padres han de cumplir lo que dicen a sus hijos y hacerlo a tiempo, al fin y al cabo son el mayor referente en su formación. Lograr que asimilen el sentido de la obligación y el compromiso requiere de orientación, paciencia, constancia, perseverancia y, por supuesto, confianza.

Brindarles la oportunidad de ver hasta dónde alcanza el resultado de sus acciones es la primera lección. Dejar que tomen sus propias decisiones, hacer que comprendan sus fracasos y sus logros, además de hacerles ver las consecuencias de sus actos, son premisas básicas que han de quedar bien arraigadas desde el principio. Todo esto, unido al apoyo y al cariño, formará la amalgama que estará presente durante su desarrollo.

Como todo en la vida, habrá que empezar poco a poco. Asignar tareas simples para ir incrementando paulatinamente la complejidad de estas será muy importante para lograr que interioricen el sentido de la responsabilidad. Cometidos como ordenar sus juguetes o recoger su plato de la mesa los hará conscientes de su obligación de cumplir una serie de reglas. Hay muchos padres que cometen el error de premiar estas acciones y olvidan enseñar que el esfuerzo es algo natural en la vida y no constituye un medio para conseguir un fin. El esfuerzo tiene recompensa, eso está claro, pero hay que saber muy bien cuando otorgarlas.

En segundo lugar es muy importante lograr que se valgan por sí mismos, lección que aparte de forjar una autoestima de hierro, les enseñará a conocer el valor de las cosas. No caigamos en el error de hacer tareas que les corresponden, les estaremos haciendo un flaco favor. Hay que darles pautas de cómo desempeñarlas para que las hagan ellos solos.

Un pequeño itinerario de actividades es una buena forma de organización que les ayudará a gestionar su tiempo y hacer que cumplan con sus compromisos. Poco a poco se irá cultivando esa responsabilidad y estas tareas pasarán a formar parte de sus vidas. Facilitemos los medios para que las realicen, dentro del espectro de lo posible, y veremos cómo los resultados van aflorando con el tiempo.


No olvidemos que educar requiere paciencia, dedicación y cariño, los tres ingredientes que configurarán el futuro de nuestros hijos. Tengamos presente que la responsabilidad es más que un compromiso y no se nace con ella, se adquiere con el tiempo.