La música es dueña de nuestras vidas, se apodera de nosotros
aunque no queramos saber nada de ella y no podemos dominar ese impulso mágico
que nos invade cuando escuchamos una melodía
que nos hace perder la cabeza. Algo que despierta reacciones tan positivas
en nuestro cerebro tiene que ser beneficioso, sí o sí. El caso es que la música
resulta tan positiva para nuestro cerebro que se considera uno de los pilares
fundamentales de desarrollo intelectual,
auditivo, sensorial, del habla y motriz, desde la primera etapa educativa de un
niño.
En estos períodos preescolares los más pequeños se empiezan
a relacionar y perciben el mundo de mil maneras diferentes, comienzan a
expresarse y supone el punto de partida para integrarse en la sociedad. La
música, entre una de sus muchas virtudes, tiene la capacidad de unir a las
personas, por pequeñas que sean. Un niño que está en contacto con la música
aprende a convivir mejor con sus compañeros y consigue un contacto más
armonioso con la realidad. Además, está demostrado que, sobre todo a estas
edades, la música les encanta.
Son muchos los beneficios que tiene y sería difícil explicar
las sensaciones que algo tan subjetivo puede hacer experimentar a cualquiera,
pero sí se puede enumerar algunos que han quedado científicamente demostrados.
Por ejemplo, la etapa de alfabetización se ve más estimulada gracias a la
música. Las canciones infantiles suponen un gran beneficio debido a sus rimas y
repeticiones, además de que suelen ir acompañadas de gestos que ayudan a la
mejora del habla y a entender mejor el significado de cada palabra.
La concentración, de la que hemos hablado tantísimas veces
en este blog remarcando su importancia para el estudio, se ve muy favorecida
por la música. Para tocar cualquier instrumento es indispensable tener los 5 sentidos
puestos en la melodía y esa capacidad se verá reflejada en otros aspectos de la
vida diaria. El hecho de tener que recordar notas y partituras, además de saber
cómo darles vida con un instrumento, harán trabajar la memoria más que
cualquier otra actividad. Se convierte en el instrumento ideal para aquellos niños dispersos a los que les cuesta mucho centrarse en una sola tarea.
También juega un papel muy importante en la expresión
corporal de un niño. Potenciarán el control rítmico de su cuerpo con diferentes
melodías y mejorarán su coordinación. Y por supuesto no olvidemos la seguridad
emocional que otorga el ser comprendidos al compartir canciones con las
personas de su alrededor. Esa seguridad le dará confianza en sí mismo y
lograrán un óptimo desarrollo de su inteligencia emocional.
No duden en ningún momento que la música puede ser un gran
aliado en la educación de sus hijos, pero por supuesto plantéenselo como algo
lúdico, que no supongo una carga más en la vida del niño. Dejen que desarrolle
la rama musical que el prefiera y que elija un instrumento que realmente le
apasione, no se arrepentirán. Al fin y al cabo, sería terrible vivir sin
música.
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