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jueves, 10 de diciembre de 2015

El subrayado




Es una de las técnicas más extendidas entre los alumnos y puede que la herramienta más sencilla a la hora de enfrentarnos a cualquier texto que tengamos que estudiar, pero ¿sabemos subrayar correctamente o simplemente nos limitamos a dar un bonito color fosforescente a los libros? Puede que parezca que subrayar no contiene ningún misterio, pero para que nos sea realmente útil hay que saber cómo hacerlo. A continuación exponemos una serie de consejos para aprovechar al máximo esta técnica de estudio.

Antes de empezar con el subrayado de cualquier texto es primordial realizar una lectura comprensiva del mismo, sino es como si no hiciéramos absolutamente nada. En esta primera toma de contacto debemos asimilar la mayor cantidad de información posible para tener una idea en mente de cuál es el concepto principal y cuáles son los secundarios que lo complementan. No podemos ponernos a subrayar sin saber de qué va el texto, si lo hacemos así destacaremos, probablemente, más información de lo necesario.

Una vez interiorizada la información y con las ideas frescas en la mente, podemos comenzar a realizar el subrayado. Elige dos rotuladores que tengan los colores bien diferenciados. Uno de ellos nos servirá para marcar las ideas principales del texto y el otro dará color a los conceptos complementarios. Es importante que sean colores muy diferentes para que al releerlo podamos diferenciar entre las palabras clave y las que no lo son tanto, nuestra vista estará educada para ello.

Es fundamental centrarse en subrayar palabras o sintagmas para que con la siguiente lectura podamos desarrollar las ideas a partir de un solo concepto. No debemos subrayar líneas enteras porque contaremos con demasiada información y no podremos separar qué es lo importante y lo que no lo es tanto. Por eso es fundamental empezar la tarea habiendo leído el texto.

Hay una regla que dicta que el mejor subrayado se ha de componer de un 80% de sustantivos y un 20% que pueden ser adjetivos, verbos o palabras que nos ayuden a asimilar conceptos. El resto de categorías gramaticales deberían ser excluidas a no ser que a nosotros nos resulten útiles. El subrayado es una práctica muy personal y podemos variarla según nuestras preferencias.

Una forma muy útil de complementar esta técnica para asimilar conceptos consistirá en tomar notas a mano en los márgenes o en un papel. Aunque no es nada conveniente si no somos una persona muy ordenada a la hora de trabajar, ya que nos puede perjudicar todavía más. Tomar notas esta sólo reservado para los “cinturón negro” del subrayado.

Por último y no menos importante, revisa el texto en el que has trabajado por última vez antes de ponerte a estudiar. Es conveniente por si hemos olvidado de incluir algún concepto importante o queremos rectificar cualquier anotación.


Si sigues estos pasos y los perfeccionas, ten por seguro que llegarás a la cima de los dioses del subrayado, y por consecuencia, el éxito en tu vida académica está asegurado.

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