Es una de las técnicas más extendidas entre los alumnos y
puede que la herramienta más sencilla a la hora de enfrentarnos a cualquier
texto que tengamos que estudiar, pero ¿sabemos subrayar correctamente o
simplemente nos limitamos a dar un bonito color fosforescente a los libros?
Puede que parezca que subrayar no contiene ningún misterio, pero para que nos
sea realmente útil hay que saber cómo hacerlo. A continuación exponemos una
serie de consejos para aprovechar al máximo esta técnica de estudio.
Antes de empezar con el subrayado de cualquier texto es
primordial realizar una lectura comprensiva del mismo, sino es como si no
hiciéramos absolutamente nada. En esta primera toma de contacto debemos
asimilar la mayor cantidad de información posible para tener una idea en mente
de cuál es el concepto principal y cuáles son los secundarios que lo
complementan. No podemos ponernos a subrayar sin saber de qué va el texto, si
lo hacemos así destacaremos, probablemente, más información de lo necesario.
Una vez interiorizada la información y con las ideas frescas
en la mente, podemos comenzar a realizar el subrayado. Elige dos rotuladores
que tengan los colores bien diferenciados. Uno de ellos nos servirá para marcar
las ideas principales del texto y el otro dará color a los conceptos
complementarios. Es importante que sean colores muy diferentes para que al
releerlo podamos diferenciar entre las palabras clave y las que no lo son
tanto, nuestra vista estará educada para ello.
Es fundamental centrarse en subrayar palabras o sintagmas
para que con la siguiente lectura podamos desarrollar las ideas a partir de un
solo concepto. No debemos subrayar líneas enteras porque contaremos con
demasiada información y no podremos separar qué es lo importante y lo que no lo
es tanto. Por eso es fundamental empezar la tarea habiendo leído el texto.
Hay una regla que dicta que el mejor subrayado se ha de
componer de un 80% de sustantivos y un 20% que pueden ser adjetivos, verbos o
palabras que nos ayuden a asimilar conceptos. El resto de categorías
gramaticales deberían ser excluidas a no ser que a nosotros nos resulten
útiles. El subrayado es una práctica muy personal y podemos variarla según
nuestras preferencias.
Una forma muy útil de complementar esta técnica para asimilar
conceptos consistirá en tomar notas a mano en los márgenes o en un papel.
Aunque no es nada conveniente si no somos una persona muy ordenada a la hora de
trabajar, ya que nos puede perjudicar todavía más. Tomar notas esta sólo
reservado para los “cinturón negro” del subrayado.
Por último y no menos importante, revisa el texto en el que
has trabajado por última vez antes de ponerte a estudiar. Es conveniente por si
hemos olvidado de incluir algún concepto importante o queremos rectificar
cualquier anotación.
Si sigues estos pasos y los perfeccionas, ten por seguro que
llegarás a la cima de los dioses del subrayado, y por consecuencia, el éxito en
tu vida académica está asegurado.
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