Me ha animado a redactar este artículo la
conferencia que, en el marco de la Feria
de Formación y Empleo de Zaragoza, organizó
nuestra Fundación e impartió magníficamente
Amaya Gil, vicerrectora de
ordenación académica de la Universidad
San Jorge, sobre el nuevo espacio europeo
de educación superior, lo que conocemos
por el Plan Bolonia.
Ese cambio de “chip” atañe a toda la
comunidad educativa, porque la nueva
universidad altera aspectos fundamentales:
en la relación profesor/alumno, en el
cambio de roles entre uno y otro, en el
cambio del protagonista; en el cambio de
los planes universitarios y en los objetivos
que estos persiguen; en la sustitución de
los programas y los objetivos, en lo qué son
las competencias (académicas, profesionales
y personales); y en la transformación
de la relación campus/sociedad.
Importa resaltar que El Espacio Europeo
de Educación Superior pretende conseguir
sistemas compatibles en todos los
países de la Unión, no que éstos sean iguales;
que la universidad tenga una apariencia
más práctica y se convierta en una
escuela de futuros profesionales con una
investigación rentable; que se homologuen
la forma de enseñar y sus contenidos; que
los alumnos sean más participativos y los
profesores se impliquen más con las actividades
que se desarrollan fuera del aula.
Bolonia persigue que el estudiante pase a
ser protagonista de su proceso de aprendizaje,
trasladando el centraje en el profesor
al centraje en el alumno, lo no que
implica de ninguna manera que el profesor
adquiera un segundo plano, sino que
cambia su rol, pasando éste a ejercer una
función mucho más tutorial, más estratégica
(estratega del aprendizaje), tanto dentro
de la universidad como fuera de ella.
Los planes de estudio, la formación se
adaptará a la demanda de la sociedad, a la
realidad socio-laboral y tendrá como objetivo
la empleabilidad; aquí es donde el
binomio universidad/puesto de trabajo
adquiere su verdadero valor; se conjura la
dicotomía entre teoría y práctica, entre
conocer y hacer. Por ello, los objetivos son
sustituidos por competencias profesionales,
es decir, ya no se trata de conseguir un
conjunto de conocimientos y prácticas
sino de adquirir un conjunto de saberes,
procedimientos,estrategias, métodos, actitudes,
aptitudes y valores combinados en
el sentido de que el alumno ha de saber
hacer (y poder hacer, y querer hacer), saber
estar (y saber ser) para el ejercicio profesional.
Es este dominio lo que le hace
capaz de actuar eficazmente en situaciones
profesionales. La competencia abarca,
pues, tanto el ámbito académico, como
el profesional y personal. Esa dimensión
personal cobra un importante protagonismo
y como consecuencia, la incidencia
en valores, como el compromiso, la responsabilidad,
la implicación.
Que se evalúen competencias supone que
en la nueva universidad no sirve el método
tradicional de exámenes que miden
adquisición de conocimientos, porque no
se evaluarán sólo éstos, sino los resultados
del aprendizaje en un sentido más global,
con más variables.
Pero debemos ser muy conscientes de que
el proceso será lento y las adaptaciones
complicadas y no exentas de fricciones
inherentes a un cambio de esta naturaleza:
principalmente en el profesorado y en el
alumnado, quienes pasan de meros espectadores
del cambio a actores que deben
interpretar personajes muy diferentes a los
que venían desempeñando en la obra. Miralles
dice que todo progreso comporta un
retroceso, lo que denomina las consecuencias
del “culatazo”. Y ahí es donde cavilo:
debemos controlar el ritmo del cambio y
las adaptaciones de los actores para que el
“culatazo” sea controlable, asimilable.
Por otra parte, esta importante apuesta de
futuro obliga a replantear y alterar todo el
sistema educativo, desde primaria a bachillerato,
no sea que hayamos conjurado el
divorcio universidad/sociedad y lo sustituyamos
por el de enseñanzas media/
superior: ¿serán realmente conscientes
nuestros políticos de este crucial reto al
abordar el pacto educativo, en vez de distraerse
en detalles que poco o muy poco
tienen que ver con lo que aquí hablamos.
¡Pensemos!
No hay comentarios:
Publicar un comentario