En el post anterior hacía referencia a los valores del
emprendimiento y, a raíz de ello, hoy me gustaría reflexionar sobre la
importancia de la educación en valores. Un aspecto que considero tan básico y
esencial como el aprendizaje de conocimientos en matemáticas, lengua o
sociales. Y es que todos tenemos claro que, a lo largo de su vida, los niños
deben interiorizar muchos conocimientos de diversas materias, pero no debemos
olvidar que también deben aprender a ser personas.
Para conseguir una sociedad de buenas personas, como padres y
educadores, tenemos la misión de guiar a los pequeños para que interioricen
esos valores que consideremos esenciales, y que serán la guía en su
comportamiento. No es suficiente una clase magistral sobre educación en
valores. Para conseguir un buen aprendizaje es necesaria la vivencia afectiva
de los mismos.
En este sentido, la labor de familias, centros escolares y otros colectivos
es fundamental ya que, los valores que se impartan desde ellas serán los que
desarrollen e interioricen durante su crecimiento. Y aquí aprovecho para hacer
alusión a una frase de Albert Einstein que dice: “Dar ejemplo no es la
principal manera de influir sobre los demás, es la única”.
Y no olvidemos que la sociedad, la calle, los medios,
Internet o los libros también educan. Cada uno a su manera, y con esto no
quiero decir que todo lo que enseñen esté bien, pero, precisamente por eso, es
muy importante que desde pequeños sean críticos, juzguen y ejerzan su propio
control sobre lo que de verdad les pueda aportar valor.
La forma de pensar y actuar a lo largo de su vida irá
estrechamente ligada al aprendizaje en su infancia. Si en la niñez no se han inculcado
competencias personales como comunicación, convivencia, igualdad, creatividad,
sinceridad y esfuerzo, entre otros, es muy difícil que después afloren de forma
espontánea.
Y dicho esto, os animo a deteneros a pensar qué valores
queréis transmitir a vuestros hijos o alumnos. Analizar los que han aprendido
hasta el momento, y empezar a trabajar desde hoy. Tenemos muchas cosas que
cambiar y nunca es tarde para devolver la importancia que tiene a la educación
en valores.