Hoy quiero empezar la semana lanzando un mensaje positivo a todos aquellos que ven como, de forma irremediable se acercan a un periodo de mucha tensión. Sí, los exámenes, prácticamente, ya están aquí. En este sentido, todos hemos estado sometidos a temporadas
de alta tensión, en las que afloran ese tipo de sentimientos. El estrés puede
proceder de cualquier situación o pensamiento que nos haga sentir frustrado o
furioso; los nervios aparecen cuando no tenemos un buen control emocional; y la
ansiedad deriva del miedo, el desasosiego y la preocupación. Y todos ellos
provocan en la persona un efecto de baja autoestima, que hace que por su cabeza
ronden mensajes negativos y destructivos del tipo “no voy a superar el examen”,
“no sé hacerlo”, “no me acuerdo”, “no puedo”, “no soy capaz”, “voy a
suspender”…
Es común entre el alumnado
relacionar la recta final de curso con los exámenes, y éstos a su vez con los
nervios y el estrés. Aunque muchos estudiantes son capaces de controlar este
tipo de sentimientos, otros no logran superarlos, por eso creo que será de gran
ayuda que veamos cómo afrontar este tipo de situaciones.
Antes de nada, me gustaría dejar
claro que el hecho de sentir ansiedad o nervios ante una prueba es, en cierto
modo, normal. Se trata de una respuesta humana a una situación de peligro o
amenaza que nos es desconocida. Lo importante en este tipo de situaciones es
superar nuestras inseguridades para rendir más y mejor. Seguro que muchos de vosotros habéis podido
comprobar que cuando tomamos el control en momentos de ansiedad moderada, conseguimos
mejorar nuestra productividad. El peligro aparece cuando éstos se experimentan
frecuentemente y durante un periodo largo de tiempo. En este caso, una mala
gestión de este tipo de situaciones podría llevarnos al fracaso.
Estas situaciones de “peligro” o
“amenaza” pueden venir en forma de examen para los estudiantes, o en forma de
entrevista de trabajo para las personas en búsqueda de empleo. Centrándonos en
el ámbito educativo y concretamente en los exámenes, si eres padre, madre,
docente o estudiante, lo primero que debes saber es que para poder superar el
estrés hay que desmontar el miedo a examinarnos. Debemos intentar “quitarle
hierro” al asunto así como mostrar y transmitir una perspectiva más positiva
con mensajes de ánimo del tipo “puedes conseguirlo”. Así, visualizaremos dos
momentos de especial tensión para el alumnado: antes y durante un examen.
De forma previa al examen, es
decir, mientras nos preparamos para afrontar la prueba con éxito, es muy
importante que planteemos un plan de estudio personalizado que se ajuste a la
realidad personal de cada individuo y que le permita atender, de forma
realista, todo el contenido que necesita interiorizar.
En esta planificación es fundamental que
entendamos la importancia de los descansos. No por estudiar más horas de forma
continuada memorizaremos más cantidad de contenido. Debemos estudiar de forma
inteligente. En este sentido, organizaremos nuestro trabajo en tramos de una
hora, con los correspondientes 5 ó 10 minutos de descanso, lo que nos permitirá
mantener la atención y afrontar con frescura un mayor tiempo de estudio
posterior.
Por otro lado, aunque creamos que no tiene
importancia, la alimentación también influirá en el estado de ánimo. Por este
motivo, de eliminar las bebidas con cafeína tanto como nos sea posible para
evitar su efecto estimulante pueda hacernos sentir más estrés del necesario..
Tampoco debemos olvidarnos de descansar lo suficiente y practicar algo de
deporte para liberar la mente.
Además de los consejos que acabo
de citar, es importante marcar una serie de pautas en el momento de afrontar
los temidos exámenes. Cuando llega el
momento de enfrentarnos al examen será aconsejable que pongamos en práctica una
serie de pautas. En primer lugar, una vez que el examen está en nuestras manos
deberemos revisarlo de arriba abajo para administrar el tiempo disponible. A
continuación, trataremos de responder primero a las preguntas fáciles y
aquellas que mejor nos sepamos, para posteriormente replantear las difíciles.
También es muy útil que antes de escribir organicemos los pensamientos y, si es
necesario, hagamos nuestras propias anotaciones o esquemas que nos sirvan de
guía para desarrollar la respuesta. Y así, casi sin darnos cuenta, lograremos
completar nuestra prueba y ganarle la batalla a los nervios, el estrés y la ansiedad.
Aunque en el post haya hecho
referencia a los exámenes de los estudiantes, adultos, adolescentes e, incluso,
niños atravesamos este tipo de situaciones en alguna ocasión. Por eso, en este
aspecto, las estrategias que aprendamos hoy nos servirán para enfrentarnos a
otras situaciones el día de mañana.