El próximo curso 2015-2016 se
llevará a cabo la implantación de la Lomce en Educación Secundaria y
Bachillerato, lo que supone la modificación en el currículo, la organización,
objetivos, promoción y evaluaciones. Esto conlleva una modificación del Real
Decreto de Especialidades Docentes que, en los últimos días, está generando una
gran polémica.
Precisamente, para abordar este
tema el Ministerio de Educación se reunió la semana pasada con los directores y
subdirectores generales de FP y de Evaluación y Cooperación Territorial, así
como con personal técnico y sindicatos de enseñanza. Y fue en ese encuentro
donde trataron, entre otros aspectos, la necesidad de establecer una nueva
asignación de materias a las distintas especialidades de los cuerpos docentes y
definir la asignación de materias que deberán impartir los profesores.
Así, desde el Ministerio de
Educación plantearon la posibilidad de que los centros decidan qué materia
puede impartir cada profesor, asignando enseñanza de materias a profesores de
otras ramas. Por ejemplo, que un docente de Filosofía pueda impartir Iniciación
a la Actividad Emprendedora y Empresarial, o que un profesor de Francés, Inglés
o Alemán imparta Lengua Castellana y Literatura, también que los de Dibujo se
encarguen de Artes Escénicas, o que los de Educación Física impartan Artes
Escénicas y Danza.
Además, este nuevo texto plantea
la posibilidad de intercambiar personal docente entre distintas etapas, por
ejemplo, entre Primaria y Secundaria. Y también prevé la reconfiguración de las
especialidades, que podría afectar a los orientadores escolares, cuya potestad
quedaría en manos de cada comunidad autónoma. Así, dejaría en manos de los
centros la asignación de la impartición de asignaturas a otras ramas de
conocimiento. Es decir, además de su labor orientadora podrían ser requeridos
por el centro para impartir docencia.
No obstante, el texto es aún un
borrador y, por tanto, susceptible de cambios.En cualquier caso, parece que desde las instancias correspondientes no se dan cuenta del tiempo perdido en conseguir algo tan sencillo y fundamental como una educación que se centre única y exclusivamente en la formación óptima del alumnado. En definitiva, una vuelta de tuerca que no sabemos si aprieta o libera presión sobre la educación... Veremos.
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