Los nervios se acumulan a medida que llega la fecha
señalada, la atención se dispersa como aceite en un vaso de agua y somos
incapaces de leer dos palabras seguidas sin que se nos vaya el santo al cielo.
Todos hemos sentido esa presión cuando se acerca el día de enfrentarnos a esas
temibles hojas llenas de preguntas que pondrán a prueba nuestra capacidad
intelectual y que, en muchas ocasiones, dictarán nuestros pasos del día de
mañana.
En el artículo de hoy nos gustaría mostrar una serie de
pautas efectivas a la hora de afrontar un examen y cómo realizarlas
correctamente. Hay personas que creen que asistiendo a las clases y pasar un
par de noches en vela antes del día de la prueba, pueden salir airosos. Quizá a
algunos les funcione para salir del paso, pero no es ni de lejos un método
efectivo para aprobar un examen. Lo óptimo es contar con una organización
sistemática que nos permita encarar la situación con menos estrés y nos
proporcione la mayor comodidad posible a la hora de retener los conocimientos.
Lo primero de todo es tener la mente relajada, hay que tener
el cerebro bien oxigenado y alimentado, ya que no se puede estudiar en
cualquier circunstancia. Buscar un lugar favorable para la concentración, que
esté ordenado, ventilado y con buena iluminación. Hay quien prefiere estudiar
en la intimidad de su cuarto o los hay que se abstraen mejor en bibliotecas,
bares o parques, depende de la persona. Lo ideal es evitar lugares que puedan
distraernos.
Por supuesto debemos contar con todo el material que
necesitamos: apuntes, trabajos prácticos, programa de la asignatura, etc. No se
puede aprobar si no se cuenta con todo lo necesario para superar la prueba.
Es fundamental planificar los tiempos y ver cómo enfocar la
tarea que nos ocupa. Si dejamos todo para el último momento es muy posible que
no podamos abarcar todo el contenido, pero si comenzamos a estudiar con un
margen de tiempo razonable podremos memorizar contenidos con mayor facilidad
sin que nos afecten los nervios por la proximidad de la prueba.
Es importante alternar el estudio con periodos de descanso y
distracción. Por cada hora de memorización es recomendable desconectar 10 o 15
minutos. Podemos caminar, charlar con alguien, tomar un refresco o simplemente
estirar las piernas.
También es muy recomendable elegir el periodo del día en el
que nos sintamos más cómodos para estudiar. Hay quien prefiere estudiar por la
mañana, cuando se encuentran con energía suficiente para afrontar la jornada,
pero hay otros que prefieren la tranquilidad de la noche. Cada persona debe
encontrar su momento.
Otra recomendación por parte de los expertos es la práctica
de ejercicio en periodos de exámenes. Conseguiremos que aumente el flujo de
sangre que llega al cerebro y se generen endorfinas, provocando así que el
cuerpo se encuentre un estado perfecto para nuestra concentración.
Por último, los ejercicios de relajación nos ayudarán a
evitar quedarnos en blanco. El aspecto mental es muy importante, una persona no
se encuentra en el mismo estado cuando estudia, que cuando está realizando la
prueba.
Hay que tener presente que la victoria siempre es para el
que está mejor preparado.