La concentración constituye un elemento indispensable para
el aprendizaje y en muchas ocasiones no le damos la importancia necesaria en
los procesos de estudio. Seamos claros, sin la adecuada concentración es
imposible asimilar conocimientos y centrarnos en la tarea que estamos desempeñando.
En este artículo vamos a ofrecer una serie de pautas para favorecer esa
capacidad y averiguar los beneficios presentes y futuros.
Actualmente somos presa de un bombardeo constante de estímulos
que nos distrae de cualquier labor, por lo que es vital entrenar correctos
hábitos de concentración desde una edad muy temprana. Cuanto antes empecemos,
más fácil nos resultará abstraernos y
aprovechar nuestro tiempo.
Lo primero que podemos hacer es prestar atención al tiempo y
comenzar con una concentración plena en periodos cortos que iremos aumentando
paulatinamente. Empezando con lapsos de estudio de entre 10 y 15 minutos
conseguiremos crear una base aceptable para luego no fatigar nuestra mente
cuando tengamos que estar atentos durante un periodo de tiempo más largo.
Descansar es clave, combinaremos cualquier actividad con momentos de
esparcimiento frecuentes para no saturarnos con facilidad a la hora de ponernos
a trabajar.
Es fundamental eliminar estímulos que puedan distraernos, es
decir, limpiar nuestro entorno y preparar el espacio. Televisión, libros,
cómics, videojuegos o música son los mayores enemigos a la hora de
concentrarnos. Tendremos que buscar una zona despejado, lejos de lugares de
tránsito y que esté bien iluminado. Hay que averiguar cuál es el motivo de
nuestras constantes distracciones y hacer que desaparezca.
Es posible que la falta de sueño o los problemas de la vida
diaria también puedan afectar a nuestro rendimiento, así que si queremos dar lo
mejor de nosotros mismos habrá que descansar las horas suficientes y hacer un paréntesis
mental de las preocupaciones que tengamos.
No podemos abordar varias tareas a la vez, dividir la
concentración es una mala idea que nos ronda la cabeza cuando la situación nos
supera y hay un sinfín de tareas pendientes. Es conveniente organizarse, ir
paso a paso y realizar un cosa detrás de otra. Optimizar nuestros esfuerzos es
básico cuando somos una presa fácil de la distracción.
Hay que tener muy presente que la concentración es una
capacidad que mejoraremos con el tiempo. Ser constante y no perder la paciencia
son requisitos indispensables para lograr nuestro objetivo. Tardaremos en conseguirlo,
pero es cuestión de voluntad y perseverancia.
Si dividimos nuestro trabajo en partes nos será más fácil
lograr la concentración que queremos, o también podemos realizar las labores
principales en primer lugar y postergar las más triviales, ya que al iniciar
cualquier tarea enfocamos nuestra atención de manera más eficaz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario