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miércoles, 29 de julio de 2015

Preguntas clave en los procesos de acceso a la universidad



Pasada la Selectividad, las notas de corte han comenzados a salir a luz y los alumnos se enfrentan a la incógnita de no saber si su nota será suficiente para optar por los estudios que prefieren o el centro en el que pasarán los próximo años. Comienzan de nuevo los nervios, las admisiones y las matriculaciones, acompañadas de dudas muy frecuentes que intentaremos resolver en este artículo.

En primer lugar, ¿dónde puedo consultar si he sido admitido en la carrera elegida? Muy sencillo, en las páginas web de la mayoría de universidades poseen diferentes herramientas para consultar si un alumno ha sido admitido, además de la publicación de listas con las notas de corte necesarias para acceder a un determinado curso. También existen líneas telefónicas habilitadas para este fin. No será extraño que en algunos momentos del día estos mecanismos se encuentren saturados o fuera de servicio, ya que el tráfico en estas páginas suele ser bastante notable en estas fechas. Existen otras formas no oficiales de averiguar esta información, cómo otros dominios o aplicaciones para móvil, pero recomendamos encarecidamente ceñirse a los canales oficiales habilitados para ese menester.

Otra pregunta que asalta a los estudiantes con frecuencias es qué hacer si no ha sido admitido. Bien, si no hemos sido admitidos y superamos la nota de corte, probablemente haya habido un error administrativo y haya que reclamar al organismo correspondiente mediante los procedimientos pertinentes. Si no se ha superado la nota corte, existen listas de espera en la que hay una posibilidad de acceder a la plaza que deseamos en el caso de que quedara alguna libre. No todas las universidades poseen lista de espera, así que intentad averiguarlo si estáis contando con esa posibilidad.

No nos olvidemos que el paso más sensato es matricularnos en la carrera que se nos haya adjudicado para no perder la posibilidad de cursar estudios ese año. Siempre podremos cambiar de carrera en un futuro y convalidar ciertas asignaturas si procede, ¿quién sabe? Incluso puede que encontremos nuestra vocación en un lugar en el que no esperábamos.

Una de las inquietudes más generalizadas es la incertidumbre de saber si tengo reservada la plaza en el caso de que haya sido admitido. Podéis estar tranquilos, la plaza se reserva hasta el final del plazo de matriculación. Eso sí, si pasado ese tiempo no nos hemos matriculado, perderemos la plaza y será otorgada a una persona en lista de espera, así que no os durmáis. Y si os estáis preguntando si se reservan plazas para septiembre, olvidaos del tema. Sólo se ofertan plazas que hayan quedado vacantes en julio.

En cuanto a la gestión de las admisiones, tenéis que saber que las universidades públicas son gestionan por la ley y los alumnos con mayor puntuación son los que tienen prioridad en el acceso a una carrera determinada. En las universidades privadas funciona de forma distinta, pues son ellos los que gestionan sus procesos de admisión y pueden variar, por lo que conviene informarse de la normativa de cada centro.


Desde aquí, el único consejo que os podemos dar es que penséis muy bien la decisión que vais a tomar. Que os preguntéis qué es a lo que realmente os queréis dedicar, os cuestionéis las salidas laborales que tiene dicha elección, que no perdáis de vista el punto de vista económico y sobre todo, que os marquéis un objetivo que os permita ser felices. Como dijo Mahatman Ghandi: “La verdadera educación consiste en obtener lo mejor de uno mismo”. 

miércoles, 15 de julio de 2015

Innovación educativa



Muchas veces hablamos de innovación en el ámbito educativo pero no hacemos hincapié en lo que eso significa, en las dinámicas de un paradigma cada vez más necesario y que no llegamos a implementar completamente. Quizá sea por falta de práctica, por miedo al atrevimiento o simple y llanamente por no saber cómo, pero es algo necesario como en cualquier otro sector que implique la regeneración del tejido social.

Hoy queremos proponer varios puntos para una educación creativa, que sea de ayuda en un panorama sujeto al cambio constante y se adapte a la evolución de las nuevas tecnologías.  Es necesario asentar las bases  y creencias de un modelo de enseñanza acorde a los tiempos que vivimos.

Empecemos por tirar abajo ese hermetismo imperante en muchos centros educativos, dirijamos nuestra mirada al mundo y aprovechemos los recursos que hay disponibles en el exterior. Es necesario mimetizarse con los contextos reales que tienen lugar a nuestro alrededor, hay que aprender de lo que vemos, vivimos y experimentamos, y a veces puede resultar complicado si lo hacemos encerrados en un aula. Si lo hacemos, tengamos muy en cuenta el factor de la interconectividad con el que podemos establecer un proceso educativo que esté en constante retroalimentación.

Para ello debemos aportar las herramientas necesarias para garantizar una red global que permita, tanto a alumnos como a docentes, la posibilidad de cooperar para compartir contenidos e información a cualquier hora y desde cualquier lugar. No nos olvidemos que los avances tecnológicos están ahí y hay que aprovecharlos  para sacar partido de los enormes beneficios que nos brindan. Hablamos de recursos educativos como Edmodo o redAlumnos, que permiten conectar a los integrantes de un curso, compartir información, realizar seguimientos, crear foros  o aportar datos, de una forma que no se podría hacer en una clase convencional. Esto conlleva la creación de un nodo organizado, una comunidad que implique también a las familias en una enseñanza de calidad que esté volcada en dar un paso más hacia nuevas competencias, valores y hábitos.

Hay veces que tampoco nos fijamos en las posibilidades de la evaluación como herramienta de innovación educativa y la relegamos a un segundo plano como mero instrumento de calificación pero, ¿y si la implementáramos como un mecanismo de doble filo? Podemos sacar mucho partido de ella averiguando qué es lo que sabe el alumno y cómo se puede sacar el máximo rendimiento de esos conocimientos para redirigirlos y enfocarlos en la dirección correcta. Muchas veces hemos hablado de la ardua tarea de hacer ejercicio de autocrítica para evaluar las metodologías que utilizamos y sacar partido de las carencias que, al fin y al cabo, perjudican de modo incuantificable a los alumnos. Pues bien, hagamos uso de una buena autoevalución y comprobemos el cambio hacia una enseñanza diferente, demos el paso hacia la posibilidad de crecer y no quedar obsoletos.

Todas estas nuevas metodologías no son nada sin una buena organización y sin unos objetivos claramente delimitados, debemos saber hacia dónde queremos ir. No es que los métodos de enseñanza del pasado sean contraproducentes, tan solo hay que saber cuándo dar el paso hacia la nueva generación. Tengamos muy presente que el error deja una enseñanza, toda enseñanza deja experiencia y toda experiencia deja una huella. 

miércoles, 8 de julio de 2015

Autoridad y formación del profesor




Hoy quiero trasladarles una reflexión sobre el concepto de autoridad en el aula y la necesidad imperiosa de ofrecer a los docentes un entorno de trabajo en el que dispongan de las suficientes garantías para poder realizar su trabajo, 
La falta de motivación, la crisis de valores como la responsabilidad , el esfuerzo y el respeto a los demás y las consecuencias de no ejercerlos, la heterogeneidad del alumnado, la dejadez de algunos padres, la cultura del éxito fácil, la incomunicación familias/comunidad educativa, la tendencia a responsabilizar a los docentes de las faltas de disciplina de los hijos, dar todos los caprichos sin exigir nada a cambio, la falta de sintonía entre lo que se estudia en las facultades de educación y lo que luego debe trasmitirse en el aula y, una vez ejerciendo la docencia, la falta de una verdadera política de formación permanente del profesorado enfocada a la realidad del día a día, son algunos de los factores que han influido en llegar al punto en el que estamos.
Pero quiero incidir aquí en la urgente necesidad de cambiar las condiciones (nivel de exigencia incluido) de acceso a la carrera docente. Últimamente hemos tenido oportunidad de conocer a través de los medios de comunicación el modelo finlandés: aunque no se trata de trasladar modelos de sociedades con idiosincrasias diferentes, lo que es evidente es que debemos imitar, dentro de las características de cada país, lo que funciona.
Y debemos decirlo de una vez por todas y sin tapujos: para ser profesor no sirve cualquiera, ni mucho menos. Aprobar una carrera (cuyo acceso es poco exigente y al que acuden en muchos casos quienes no tienen plaza en otra porque la nota de corte es mucho mayor), superar unas pruebas de oposición que sólo miden conocimientos, la idea bastante extendida de que la plaza en propiedad otorga patente de corso para hacer lo que se cree que es su obligación, descuidar la formación permanente y carecer de una eficaz evaluación continua de la labor docente, echar la culpa a los demás de todo (incluido el fracaso escolar), el café para todos en derechos, pero no en deberes, tienen sin duda una clara influencia en lo que hablamos. Como en todas las profesiones, hay quienes valen (y mucho) y quienes no y la sociedad no puede permitirse considerarlos por igual. Pasar de la oposición al aula sin haberse medido actitudes y haberse entrenado en la difícil tarea de enseñar, es un gran error.
Porque aquí no se trata de buenos y de malos, de si la educación de antes era mucho mejor que la de ahora, de si la culpa es exclusivamente de la administración, de los medios, si es imposible conciliar la vida laboral y familiar, de si los alumnos son ingobernables o de si yo no hago más horas de las que me corresponden… O nos implicamos todos o esto seguirá sin funcionar y las consecuencias ya se saben (¿o no lo hemos pensado?).
Dejémonos también de demagogia: palabras como disciplina, autoridad, castigo… se han convertido en tabú porque parece que recuerdan a otros tiempos y eran sinónimo de represión, porque no hay nada más represivo y contrario a los derechos que mirar para otro lado en un tema de vital importancia para nuestro futuro. ¿Sabemos en realidad qué es disciplina? Disciplina no es sino cumplimiento de unas normas de convivencia que nos atañen a todos: ¿qué pretenden las normas que rigen en cualquier institución, empresa, colectivo…? ¿De qué se trata cuando en cualquier organización debe observarse una estructura, un organigrama y una distribución de roles?, ¿No existen consecuencias por incumplimientos de normas establecidas? Pero no nos equivoquemos: la autoridad es efectiva cuando media el respeto y el respeto es muy difícil de imponer y de improvisar: el respeto no se adquiere ni chillando más, ni castigando más ni suspendiendo más y tampoco siendo más condescendiente, más colegas… el respeto empieza por uno mismo hacia sí mismo, y se asienta en ser consciente de cuál es la labor del “docente” más que del profesor y todo lo que ello implica (eso sí que no lo mide ninguna oposición ni se impone mediante ninguna norma legal). Y lo que no pueden hacer los padres es trasladar al colegio lo que son sus responsabilidades. Si hay alumnos que no respetan las normas del colegio, a los profesores, a sus compañeros… ¿están siendo educados en estos y otros valores en su casa? Porque no deberemos exigir a los demás lo que nosotros somos incapaces de conseguir. Dejemos de una vez de echarnos la culpa unos a otros y conformemos una verdadera comunidad escolar donde todos cumplan su parte.
¡Responsabilidad!