El tema de la entrada de hoy tiene mucho y poco que ver con
la educación. Puede que sea uno de los aspectos más importantes que giran alrededor
de nuestra vida y al que prestamos la atención que merece en muy raras
ocasiones. Pensamos que algo tan sencillo y tan mecánico en nuestras acciones
no merece un momento de atención plena. Hablamos del estado de ánimo, el
mecanismo que gobierna el éxito y el fracaso de cualquier acontecimiento de
nuestro día a día.
Tan cierto como que el sol sale cada mañana es que hay días
en los que nos levantamos con ganas de comernos el mundo, con una energía capaz
de hacer frente a cualquier obstáculo y con una inmunidad total ante cualquier
adversidad que se nos ponga por delante. Ojalá pudiéramos tener esa actitud
todos los días, pero todos sabemos que también hay días en los que sólo
queremos acurrucarnos en un rincón oscuro para aislarnos del resto del mundo,
en los que todo nos sale mal y en los que parece que, como se suele decir
popularmente, nos ha mirado un tuerto.
La felicidad no es un objetivo, es una forma de vida, y
depende exclusivamente de nosotros mismos. La piedra angular para lograr
absolutamente todo lo que te propones está dentro ti mismo y para ello es
fundamental el humor, una buena actitud y la dosis suficiente de energía. Puede
dar la impresión de que es más fácil decirlo que hacerlo, que hay momentos en
la vida que se comen cualquier atisbo de esperanza y que la salida se
encuentra años luz de nuestro alcance.
Por eso queremos dar una serie de pautas en este artículo para que puedas
conseguir tus objetivos y comprender que un buen estado de ánimo no es una meta
a largo plazo, es algo que mereces regalarte a ti mismo.
Lo primero y más importante: muévete. El cuerpo necesita actividad
para ir desarrollando poco a poco la energía que necesita. No podemos quedarnos
sentados, sube por las escaleras en vez coger el ascensor, da pequeños paseos,
mantén una actitud dinámica en cualquier actividad y comprobarás como cada día va
aumentando el vigor.
Algo que también es fundamental a la hora de mantener una
buena actitud es relacionarse. Queda con tu mejor amigo y habla con él,
estrecha los vínculos con tu círculo de amistades, retoma el contacto con
aquella persona que era importante en tu vida y con la que ya no mantienes
ninguna relación. Ha quedado demostrado que fortalecer sentimientos positivos
como el de la amistad es una de las claves para lograr el camino del bienestar
y la felicidad.
Líbrate de las tareas pesadas que minan tu estado de ánimo. Todos
tenemos cosas que hacer que nos desagradan pero que vamos postergando poco a
poco. Este tipo de actividades sin realizar van haciendo mella en tu estado de
ánimo, van provocando ansiedad e impiden que alcances el objetivo de ser todo
lo feliz que querrías. Haz esa tarea que crees tan tediosa y observarás como te
invade la euforia.
Aprovecha el tiempo y ordena el exterior para ordenar tu
interior. Organízate y comprobarás como todo fluye a tu alrededor. Prioriza tus
tareas y acomételas con decisión, mantén el orden en tu espacio de trabajo y en
tu propio hogar. Esa armonía material se trasladará directamente a tu estado de
ánimo.
Dedícate a lograr tu sueño cada día y aprende algo nuevo.
Seguro que hay algo que ansías por encima de cualquier cosa. Puede que creas
que no sirve de mucho, pero dedica 15 minutos al día (o el que creas
conveniente sin obsesionarte) a ese tema que tanto te gusta y preocúpate por
estar cada día más cerca de aquello que quieras alcanzar.
Recuerda siempre que somos nosotros los que tenemos
que lograr nuestra propia felicidad, que nadie va a venir a servírnosla en
bandeja de plata. Nuestro estado de ánimo va a influir en todos los aspectos de
nuestra vida, nos guste o no. Así que se feliz, te lo mereces.
No hay comentarios:
Publicar un comentario