El avance de la tecnología y la proliferación de las redes
sociales han aportado muchas cosas buenas a la educación, se han convertido en
la avanzadilla que abrirá las fronteras de la enseñanza del futuro y
constituyen un paso de gigante que se mimetiza con los métodos tradicionales.
El problema viene cuando se hace un mal uso de estas herramientas y se abusa de
sus capacidades. Hemos hablado en otras ocasiones sobre los peligros y los
beneficios en los más jóvenes pero, ¿qué ocurre cuando son los padres los que inician el problema debido a las
malas prácticas de estos sistemas?
El motivo de esta pequeña reflexión proviene de una noticia
que se publicó hace no mucho en la página web de Cadena Ser y que disparó las
alarmas en mi cabeza pese a defender a capa y espada la inclusión de las nuevas
tecnologías y métodos de enseñanza en el aula. En ella se relataban algunos
casos que habían ocurrido en colegios de mi comunidad de cómo un instrumento
tan útil como puede ser Facebook, Twitter o WhatsApp, se había convertido en la
pesadilla de muchos centros y compañeros que dedican su vida a dar forma al
futuro de nuestra sociedad.
Esperanza Díez, jefa de estudios el Colegio Público Rio Ebro
de Zaragoza, hablaba de una realidad que, por desgracia, es cada vez más
frecuente: "Los grupos de
WhatsApp de padres estaban sirviendo para hacer críticas a los profesores en
vez de para solucionar dudas". Este tipo de situaciones ha provocado que
sea uno de los centros que advierten a los padres al inicio de curso que usen
correctamente estas herramientas, llegando hasta el punto incluir una guía de
buenas prácticas en su página web.
Y no
es para menos, ya que el acoso que sufren los docentes por estos medios, tan
beneficiosos por un lado y destructivos por otro, crece cada día que pasa.
Crisálida Rodríguez, coordinadora del servicio Defensor del Profesor del
sindicato ANPE, hablaba sobre el mayor problema de todos, la forma de
infravalorar al docente: "Los comentarios
de los padres inciden directamente en la visión que tienen sus hijos del
profesor". Ha llegado a
haber casos extremos en los que una madre comenzó una campaña de recogida de
firmas en contra de una profesora de su hijo, situaciones muy difíciles de
resolver y que dada la inmediatez que nos brindan estas nuevas formas de
comunicación pueden provocar daños irreparables.
¿Cómo se puede paliar esta situación? Un
buen comienzo sería concienciar del buen uso de estos instrumentos y conocer
cuáles son los errores principales que se cometen. Ciertos padres han adquirido
el mal hábito de querer controlar absolutamente todo lo que pasa en la escuela
y poco a poco se disuelve la responsabilidad y la posibilidad de convertir al
alumno en una persona autónoma que sepa desenvolverse en el entorno escolar. Puedo
llegar a entender la preocupación de cualquier padre en la educación de su
hijo, pero cuestionar continuamente la labor de un docente es una cosa
totalmente distinta.
Los grupos de WhatsApp, ahora tan de
moda, son una herramienta muy útil para estar en contacto con los padres y
madres de los compañeros de nuestros hijos, estar al tanto de reuniones y
actividades, o incluso para la organización de eventos, pero también puede
crear problemas muy graves si se pasa a la crítica destructiva o se siembran dudas con la posterior creación de una
ambiente tóxico.
Como
hemos podido ver, el problema no está en las herramientas sino en el mal uso
que se hace de ellas. ¿No creen que deberíamos confiar en el trabajo de los
profesionales de la educación antes de cuestionarlos y crear un daño
importante?
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