“Querer es poder”, con esta premisa
llegamos a todos los sitios. No hay nada mejor que las ganas y el interés para
superarnos día a día. Y cuando hablo de superación me refiero al vencimiento de
un obstáculo o dificultad rebasando un límite, en cualquier ámbito de nuestra
vida, ya sea a nivel personal, académico o laboral. Todos y cada uno de
nosotros podemos superarnos, pero no todos tienen o tenemos el deseo de
hacerlo, ni el mismo grado de compromiso o esfuerzo.
En su día ya lo dijo Lucio
Séneca: “Las cosas no son difíciles. Son difíciles porque no nos atrevemos”. Y
en este sentido, el esfuerzo y la capacidad de superación son dos compañeras de
ruta indispensables que nos guiarán en el camino para desarrollar el talento y
ser competitivos. Nadie nos va a regalar nada, el éxito se consigue tras muchas
horas de entrenamiento.
No tenemos que darnos por
vencidos cuando algo nos parece complicado, hay que luchar hasta conseguir lo
que queremos. Como padres o educadores, asumimos la ardua tarea de eliminar de
nuestros hijos o alumnos el pensamiento de “no puedo hacerlo” para sustituirlo
por un “lo voy a intentar”. Debemos preparar a futuros profesionales y
ciudadanos para un mundo donde el talento va a ser diferencial.
Para alcanzar el éxito, día a día
hay que cargar la mochila o los bolsillos de esfuerzo y superación. Unos valores
que, de entrada, podemos pensar que se adquieren en el colegio pero como ya he
mencionado en alguna ocasión, se deben inculcar principalmente en casa y de la
mano de la propia familia. Si desde pequeños les enseñamos a esforzarse con
pequeñas cosas, cada vez serán capaces de afrontar retos mayores y les ayudará
a superar aquellas barreras que puedan entorpecer su camino.
A la hora de enseñar debemos
seguir tres pautas: dar ejemplo, explicar y dialogar, y hacer. No cabe duda
que, como padres, nuestro ejemplo es esencial. A los hijos les ayuda mucho ver
como también nos esforzamos, trabajamos, asumimos nuestros errores y aquellos
imprevistos que puedan surgir en el camino. Los niños se limitarán a imitar.
Además, el hecho de marcar unas
metas realistas, adecuadas a su edad y capacidades, como ya he mencionado en
otras ocasiones, será imprescindible a la hora de inculcar y reforzar la
cultura de esfuerzo y la capacidad de superación. Es muy importante que reconozcamos
su talento, el que sea, y que valoremos
su trabajo y esfuerzo, así como la capacidad de superación por encima del
rendimiento. De esta forma, les haremos ver que ellos son lo importante.
No hay camino exento de trabajo. La clave es sonreír a la
adversidad y a la vida. Debemos fijarnos unos objetos que nos ayuden a
superarnos día a día, marcando una estrategia, teniendo en cuenta nuestros
recursos y posibilidades, y sin olvidarnos de asumir las posibles frustraciones
que puedan surgir.
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