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viernes, 13 de junio de 2014

“No triunfar hoy, no significa fracasar mañana ”



Si algo tienen en común el científico Albert Einstein, el artista Pablo Picasso, el político Churchill y el fundador de Apple, Steve Jobs, es que todos ellos fueron malos estudiantes en su etapa escolar. Pero a la vista está que el hecho de no triunfar durante su vida estudiantil, no significa que vaya a fracasar de adulto. Y espero que no me malinterpreten porque con esto no quiero animar a que nuestros hijos sean malos estudiantes, pero lo que sí me gustaría es ofrecer un rayo de esperanza a aquellas personas que han tirado o están a punto de “tirar la toalla”. 

Lo único que quiero es que nadie piense que su caso es un caso perdido porque, en mi opinión, no hay casos perdidos. Sí que es cierto que puede haber estudiantes que, por un motivo o por otro, hayan perdido la motivación y las ganas, y como consecuencia, obtengan malos resultados. Pero precisamente ahí entra en juego nuestro papel como padres o docentes, debemos ayudarle a obtener o recuperar esa energía que necesita para seguir adelante en sus estudios.

Si quieres hacer de tu hijo un buen estudiante, debes sembrar ciertos hábitos y actitudes que permitan cosechar buenos resultados en un futuro. No te voy a engañar, cambiar de hábitos cuesta mucho esfuerzo pero es algo que está en nuestras manos. Por eso me gustaría hacer referencia a algunos consejos que te pueden ayudar en tu objetivo. En primer lugar, debemos creer en nuestro hijo/a y motivarle para estudiar. La falta de motivación puede estar propiciada por la falta de apoyo en casa, baja autoestima, bajas expectativas en clase o la presión, entre otros.

Así, una vez que se muestre dispuesto a estudiar tendremos que cambiar sus hábitos. Para empezar, no permitas que mientras estudie se levante continuamente a hacer pis, beber agua, a comer una galleta, y hazle entender la importancia que tiene permanecer concentrado.

Explícale la necesidad de subrayar, resumir o realizar esquemas. Son herramientas muy útiles que le ayudarán a comprender la materia que debe estudiar, y le facilitarán la labor de ordenar las ideas en su cabeza. 

La posición a la hora de estudiar también es esencial. No accedas a que estudie tumbado en la cama, el sofá, en el suelo o en la piscina porque no conseguirá concentrarse. Y tampoco le ayudará a hacerlo si estudia con música de fondo, viendo la televisión, con el teléfono móvil o conectándose a las redes sociales. El orden también es básico a la hora de estudiar, ya sea en el entorno de estudio como en la organización del horario.

Además, debe tener muy claro que estudiar es tarea de los estudiantes y, como tal, deben ser ellos mismos quienes resuelvan los ejercicios o hagan sus propios esquemas. Si pensamos que haciéndole nosotros los esquemas ganará tiempo, estamos muy equivocados.

Incúlcale desde pequeño la necesidad de esforzarse y de dar cada día un poco más de sí mismo. Evita que busque culpables cuando los resultados no son los deseados. Los malos resultados no son de los profesores, el colegio, el sistema o los propios padres, los malos resultados son suyos y como tal debe asumirlos para ponerles solución.

En definitiva, la clave para los considerados “casos perdidos” que, repito, en mi opinión no hay casos perdidos, es entender su diferencia como algo positivo. Padres y docentes debemos trabajar para estimular su imaginación, mantener viva la curiosidad y animarle a aprovechar las oportunidades que le permitirán alcanzar el éxito. Y no desesperes, por muy malas notas que hayan obtenido, si tiene un objetivo, conseguirá las fuerzas y los recursos para alcanzarlo.

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