El orden y la planificación son
fundamentales en la vida de los más pequeños porque les ayuda a organizar y
asimilar el mundo que están empezando a descubrir. Por naturaleza, los niños
pequeños tienden a ser desordenados, y esto
sucede porque no comprenden que las cosas deben hacerse de una
determinada manera. Y en ese aspecto, como padres, somos quienes debemos
explicarle que su vida no puede ser un caos, debemos transmitirle que en su día
a día necesita un orden y un horario, y que ello, a su vez, le aportará cierta estabilidad.
Enseñarle a ordenar su habitación
no sólo es una cuestión estética, también le permitirá controlar dónde tiene
cada cosa y así sabrá dónde lo puede encontrar cuando lo necesite. Algo muy
similar ocurre con las ideas y los pensamientos, si los almacenamos en la mente de forma ordenada seremos capaces de
encontrar más fácilmente respuestas lógicas y coherentes. Así, la educación del
orden debe comenzar con su vida y su día a día, por ejemplo, con el horario de
las comidas, horas de sueño y de juego. Y ello se trasladará también a su etapa
escolar, siendo un factor crucial en la consecución de buenos resultados.
En la etapa escolar, los
estudiantes deben tener claro que el estudio es lo principal, y como tal, de
éste dependerán las demás actividades. Por lo tanto, a la hora de organizarse
deberán planificar su horario siempre en función de los exámenes, deberes y
actividades, incluyendo también fines de
semana, días de fiesta o tiempos de descanso.
Es muy probable que cuando
tratemos de planificar el horario con nuestro hijo/a se muestre reacio, pero
pronto descubrirá que esta organización le permitirá obtener mejores resultados,
evitando los momentos de agobio y encontrando tiempo para el ocio y el
descanso. En definitiva, el orden debe estar presente en todos los aspectos de
la vida cotidiana, y éste nos permitirá ahorrar esfuerzo y energía.
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