EDUCAR EL TIEMPO LIBRE
Normalmente prestamos poca atención al tiempo libre de los
más pequeños creyendo que todo vale mientras estén distraídos, esto es un
enorme error. Las horas de ocio tienen cada vez más importancia en su
desarrollo y es indispensable saber educar sus momentos de esparcimiento ante
el creciente espectro de actividades disponibles. A continuación se exponen una serie de
consejos que nos ayudarán a educar el tiempo libre.
No hay ninguna duda de que los padres quieren lo mejor para
sus hijos y no titubean a la hora de ofrecerles un abanico casi infinito de
actividades con las que puedan entretenerse. De esta manera les estamos
haciendo un flaco favor, ya que podemos sobrecargar su tiempo de ocio y que
acaben por perder el interés de muchas actividades que podrían haber sido muy
positivas para su formación.
Es importante que en nuestra labor como padres sepamos
orientar hacia una gama de actividades que no sea muy extensa, así
conseguiremos despertar un interés real y descubrir sus propias inclinaciones
hacia una determinada labor. Hay que ser consciente de que el niño posee
predilección por ciertas formas de entretenimiento, pero no son aficiones en el
sentido estricto de la palabra, y hay que saber guiarlos hacia una parcela en
la que se sientan cómodos y les ayude en la definición de sus gustos. En ningún
momento se trata de dirigir, más bien en observar qué es con lo que más
disfrutan y qué puede ser más beneficioso para ellos.
Otra parte esencial en la educación del tiempo libre es
enseñar que la responsabilidad de cara a sus tareas y su buen comportamiento se
antepone a su tiempo de ocio. Esta es una buena forma de educar su compromiso
con el estudio y formar en valores al mismo tiempo.
No podemos perder de vista la finalidad principal del
entretenimiento de un niño, que es la desconexión de sus hábitos escolares y
sus tareas. Convertir formas de ocio en obligaciones puede repercutir
negativamente en su progreso y debemos evitarlo a toda costa.
Las formas de entretenimiento más adecuadas irán orientadas
hacia el deporte o actividades al aire libre. Es importante que los niños se
familiaricen con la tecnología y los dispositivos móviles, pero no debemos
dejar que eclipsen otras ocupaciones más provechosas, y por supuesto desechar
en la medida de lo posible todas las labores que promuevan su aislamiento.
Practicar deporte con ellos es una muy buena manera de motivar y de enseñar
valores como compañerismo, competitividad sana y superación personal.
También debemos dejar que los niños decidan sus propias
aficiones y no pretender que hagan lo que queremos los padres. Tenemos que ser
los guías que orienten hacia las buenas prácticas, no unos ogros que impongan
su criterio por encima de lo que les guste hacer. Es importante respetar sus
decisiones, pero también hay que hacerles entender que la vida no es un juego y
que hay que tomar decisiones determinantes. Si un niño decide abandonar un
deporte por ejemplo, debemos saber que no se trata de un capricho y entender
sus motivaciones sin dejarnos llevar por la frustración.
El entretenimiento es una forma más de educación, es
algo que debe controlarse y que enseñará valores que esgrimirán en el futuro
como adultos. Ya lo dijo Herbert Marcuse: “El entretenimiento y el aprendizaje
no se oponen; El entretenimiento puede ser el modo más efectivo de aprender”.
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