¿CÓMO ESTUDIAR?
Estudiar no es una tarea fácil. Como dijo Catón: “Las raíces del estudio son
amargas, pero sus frutos son dulces”. En
el artículo de hoy queremos mostraros una serie de pautas que faciliten la
labor de estudio y que os ayuden tanto en la concentración como en la
asimilación de contenidos.
Estudiar de memoria no suele ser muy efectivo, es aburrido y
hace que la distracción aparezca con más facilidad. Hoy en día existen
numerosas técnicas de estudio que pueden optimizar nuestro rendimiento y
conseguir que una labor tediosa se convierta algo más llevadero.
El primera técnica, y es posible que la más importante, es
organizar el estudio. Elaborar un calendario con objetivos en base al tiempo
que disponemos es el primer paso hacia el éxito. Además nos ayudará a evitar
los nervios y a afrontar la prueba con mayor determinación.
Subrayar es quizá la técnica más sencilla y extendida entre
los estudiantes, lo que no es tan sencillo es aprender a subrayar de manera
eficaz. Es importante utilizar varios colores que nos ayuden a identificar las
partes más significativas del texto y no subrayar todo lo que haya en la
página. Lo adecuado es realizar una lectura comprensiva en primer lugar, para
luego tener una idea más clara de qué es lo más importante.
Los mapas conceptuales son otra de las técnicas que más
pueden ayudarnos a la hora de afrontar una jornada de estudio, podemos ahorrar
muchas horas y aunar conceptos básicos de un determinado tema para tener una
visión global antes de un examen. Consisten en desglosar cada punto del temario
en una o dos palabras básicas que nos ayuden a desarrollar lo que hemos
estudiado.
Realizar los apuntes con nuestras propias palabras nos
ayudará a interiorizar mejor cada tema y recordarlo más fácilmente. Hay que
tener especial cuidado en no dejar fuera ningún dato que sea relevante y que
pueda desbaratar todo el trabajo. Es imprescindible no copiar todo lo que diga
el tema, la idea es poder explicarlo con nuestro criterio para luego poder
aplicarlo en el examen. Podemos realizarlos de manera tradicional, con lápiz y
papel, o con cualquiera de las herramientas digitales dedicadas a este
menester.
La realización de casos prácticos, a la vez que estudiamos
la teoría, pueden ser un complemento perfecto para determinados conceptos que
nos cueste asimilar. Nos ayudarán a entender cualquier problema que se nos
plantee a la hora de estudiar. Suelen ser apropiados para materias como
matemáticas o química, en las que la elaboración de un ejercicio suele ser más
útil que estudiar el proceso de cómo realizarlo.
Para las personas que posean una buena memoria visual, hacer
dibujos que se asocien a conceptos puede resultar muy útil y divertido.
Cualquier imagen puede ayudarnos a desarrollar cualquier idea, o puede evocar
en nosotros la situación de un determinado párrafo para acordarnos de qué ponía
en él.
Las reglas mnemotécnicas son la herramienta idónea para memorizar listas, conjuntos o fechas. Funcionan asociando determinados conceptos a otros que nos resulten más familiares para nosotros. Existen muchas maneras de hacerlo, depende de la persona. Una fórmula útil es crear acrónimos que nos ayuden a recordar una lista de características por ejemplo.
Estudiar en grupo también puede resultar una tarea muy
productiva para aclarar conceptos y repasar ideas. Es importante centrarse en
el tema en cuestión y no dispersarse en conversaciones de otra índole, ya que
puede resultar contraproducente.
Las técnicas de estudio dependerán de cada persona, lo
importante es encontrar el método con el que nos sintamos más cómodos. La tarea
es dura, sí, pero los beneficios son inabarcables. Ya lo dijo Albert Einstein:
“El estudio y, en general, la búsqueda de la verdad y la belleza conforman un
área donde podemos seguir siendo niños toda la vida”.
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