¿Cansancio? ¿Irritabilidad? ¿Alteraciones del sueño?
¿Nerviosismo? ¿Temblores? ¿Dolores de cabeza? ¿Ahogos? ¿Falta de concentración?
Si posees alguno de estos síntomas puede que estés pasando por un episodio de
la enfermedad del siglo XXI, la ansiedad. Se trata de un desorden psicológico que
viene dado por situaciones cotidianas estresantes y que cada día afecta a
personas de un espectro de edad cada vez más amplio. Existen diferentes grados,
pero lo primero que hay que saber es que es un estado emocional totalmente
normal con el que el cuerpo reacciona ante una situación adversa, real o
imaginaria. Ciertos niveles de ansiedad son incluso deseables para poder
enfrentarse a los problemas diarios, el problema surge cuando se sobrepasan ciertos
límites.
Es fundamental aprender a controlar los síntomas que provocan
la ansiedad e identificar los pensamientos o situaciones que hacen que aparezca.
Suelen ser sentimientos irracionales y negativos que desencadenan emociones como
la preocupación, la tristeza o la inseguridad. Saber qué es lo que causa esas
ideas nos ayudará a combatir los primeros estadios.
La respiración, aunque pueda parecer que no tiene mucha
importancia ante las reacciones más violentas que provoca la ansiedad, es
quizá la facultad natural más poderosa a la hora de plantar cara a este
trastorno. Existen numeras técnicas de respiración muy fáciles de realizar y
que puedes encontrar en muchas páginas web, por ejemplo, ‘tecnicasderespiracion.com’
ofrece una gran variedad de consejos e imágenes para que puedas elegir la
metodología que más se ajuste a tu problema.
Afrontar la ansiedad en solitario es uno de los errores principales y
más comunes. Déjate arropar por la gente que está a tu lado, pide ayuda a
profesionales y no dejes que la situación tome las riendas de tu conducta. Sal
con amigos, ríe y diviértete, estrecha lazos para reforzar la confianza en ti
mismo y sentirte apoyado. Si sabemos que detrás de nosotros está toda la gente
que nos quiere para no dejar que nos caigamos, tenemos ganada la mitad de la
batalla.
Para tener una mente equilibrada hay que tener un cuerpo
equilibrado, por lo que es esencial llevar una alimentación sana y seguir un
estilo de vida saludable. Hay determinados grupos de alimentos, como el
chocolate, el alcohol o las bebidas con cafeína, que pueden provocar crisis de
ansiedad y pueden contribuir a agravar los síntomas. Aparte de estar bien alimentado, es muy importante hacer
ejercicio y descansar lo suficiente. La práctica de cualquier actividad física
nos ayudará a relajar tensiones, la liberación de endorfinas contribuirá a
nuestro bienestar y un sueño reparador nos dará la energía suficiente para
afrontar cualquier problema.
Queda totalmente prohibido agobiarse con las
responsabilidades del día a día. No te exijas a ti mismo más de lo que puedes
abarcar y relativiza las preocupaciones. Ten en cuenta que, tanto el cansancio
físico y mental como la falta de concentración, son síntoma de la ansiedad y
provocará que tu rendimiento no sea el esperado. Piensa en positivo y
comprobarás que todos los efectos negativos se reducen drásticamente.
A veces es complicado hacer caso de todos estos
consejos cuando una situación te supera, pero es en ese momento donde uno tiene
que ser consciente de que somos nosotros los que controlamos nuestra vida y que
no podemos dejar que las circunstancias afecten a nuestra salud.