Twitter

miércoles, 8 de abril de 2015

Deberes ¿Sí o no?



Este debate se ha extendido mucho los últimos años, cada vez hay opiniones más dispares sobre el tema y, tanto docentes como padres, no están seguros de que postura tomar. Los hay que no pueden concebir una enseñanza sin las tareas para después del colegio y por otro lado están los que defienden la no saturación de los más pequeños.

Si echamos la vista atrás, nos daremos cuenta de que en el siglo XX existía una concepción de los deberes que giraba en torno a lo positivo y se consideraban una parte más que esencial del sistema educativo español. Con el paso de los años y gracias a la inclusión de nuevos métodos de enseñanza, así como la aparición de estudios sobre el refuerzo negativo que supone la asignación de una carga de trabajo excesiva, la confianza en un método de enseñanza que se nutra de la realización de deberes está perdiendo adeptos. 

Incluso si nos alejamos en el tiempo, concretamente hasta la década de los 50, podemos atisbar algún rasgo de esta evolución. El Ministerio d
e Educación aprobó una circular que prohibía los deberes a los niños. En este aspecto podemos señalar múltiples ventajas de no asignar tareas a los más pequeños, aunque en los primeros cursos de primaria se recomienden ciertas actividades para realizar en casa para que se vaya trabajando en el hábito de estudio al que posteriormente tendrán que enfrentarse cuando lleguen a la E.S.O.

Vamos a pensarlo de esta manera, después del horario escolar de x horas, los alumnos deben dedicar entre una y dos horas a la realización de ejercicios impuestos por el profesor, sinceramente, ¿a usted le apetecería ponerse a estudiar? Con esto quiero hacer ver que, en ocasiones, los ejercicios que se mandan para hacer en casa perjudican seriamente un tiempo que debería asignarse a potenciar las labores de estudio.

No debemos creer que es mejor que nuestros hijos se pongan a estudiar en vez de a jugar cuando salgan del colegio. Es importantísimo para su equilibrio emocional y mental que tengan tiempo para desconectar de la rutina. 

También nos olvidamos en ocasiones de los efectos negativos que pueden provocar en el ambiente familiar, ya que los deberes siempre suelen ser tema de crispación y frustración tanto para los padres como para los hijos. Además, podemos caer en el error (sin darnos cuenta, por supuesto) de hacer que asocien las tareas con algo tedioso que hay que eludir.

Tampoco quiero desechar totalmente la asignación de deberes, considero que son beneficiosos en su justa proporción. Esas actividades deben estar medidas y asignadas con criterio, que consigan ser un refuerzo positivo de la actividad llevada a cabo por los docentes en el centro escolar. También deben estar personalizadas, un profesor no puede tratar a todos los alumnos de la misma manera y mandar deberes “a granel”. Cada alumno posee unas necesidades diferentes y habrá que ajustar cualquier tipo de actividad al ritmo de trabajo que puede desempeñar. 

Nunca perdamos de vista el objetivo de los deberes, tratan de ayudar, no de ser una carga ardua y pesada.

2 comentarios:

  1. Totalmente de acuerdo, sobre todo lo de no mandarlos a granel. Ante esto algunos profesores se excusan diciendo que es injusto y que los niños se quejan. Tienen que entender que cada niño es diferente a los demás y hay que potenciar el talento individual.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Así es, cada situación y cada niño es mundo a parte. Como tú bien dices, si no potenciamos el talento individual estamos desaprovechando el tiempo.

      Eliminar